Caminas despacio, contando cada uno de tus pasos, como si quisieras en ese afán, retrasar el momento de llegar a casa. El camino de siempre, la hora de siempre, la rutina de siempre, incluso él es el mismo de siempre, tu vida es la misma que has disfrutado todos estos años.
Las palabras, los gestos, las actitudes son las mismas; sin embargo, algo es diferente, algo te aprisiona y convierte el regreso en un momento incómodo.
Entonces, ¿qué ha cambiado? Analizas tu vida y entonces lo entiendes. Era tú la que ha cambiado.