Las palabras del médico no tenían sentido para Fabián. ¿Le habla a él? ¿Habla de Maribel?
—No entiendo, ¿mi esposa y el bebé están mal?
—El corazón de su esposa no resistió. El bebé estará en la incubadora un buen tiempo. Su peso es muy poco y no podemos prometerle nada en cuanto a su recuperación. Puede verlo, si lo desea, necesitará usar una bata especial que la enfermera le proporcionará. Con permiso.
Era todo. No había más que decir, no más palabras sin sentido del profesional que hace su trabajo, involucrándose lo necesario por su propia salud mental. Pero no era suficiente, Fabián no lo entendía, necesitaba conocer la razón de su dolor.
Una bata, un gorro, guantes, cubiertos sus pies, todo lo necesario para ver al bebé. “Tan diminuto y en un minuto, pasas de pez a ser quien sabe qué; se hace el milagro y en un instante dejó de ser.” La canción de Bosé, se le vino a la mente, observó a ese ser, conectado a demasiados cables para su edad, luchando por sobrevivir, y así encontró una pequeña razón.