Las casas pintadas de colores fuertes le daban un toque alegre al pueblo, que contrastaba con la tristeza de Celia Medina y Pablo Contreras. Caminaban de la mano rumbo a la terminal de autobuses, donde el joven comenzaría su travesía hacia los Estados Unidos.
—Voy a extrañarte tanto, tu voz, tus ojos, tu cabello ensortijado, déjalo siempre largo, así, libre. Me voy para luchar por un futuro mejor. ¿Me esperaras? Júramelo.
—Por siempre—respondió la muchacha—. Te lo juro. No cortaré mi pelo hasta que vuelvas, será una señal de que estoy unida a ti. Pero tú también promete que no te enamoraras de otra en ese lugar.
—¿Quién tan bella como tú? Nadie.
—Prométemelo.
—Claro que sí. Volveré por ti.
—Si un día me olvidaras me transformaría en un ser sin alma, mi vida terminaría y mi carne se uniría a la naturaleza, al fuego, a la tierra, al agua…
Ver la entrada original 638 palabras más